La seguridad digital debería ocupar la máxima prioridad en todas las empresas, incluidas las más pequeñas. Los ciberdelincuentes no descansan y aplican técnicas cada vez más sofisticadas para acceder a nuestros datos.
Para evitarlo es preciso que los managers establezcan unos objetivos claros que disminuyan la necesidad de comprobar la evolución de cada proyecto de manera constante. Organizar reuniones periódicas de revisión también puede ayudar a mitigar la negatividad y la presión indebida en el trabajo. Los managers deben aprovechar su experiencia para delegar y fomentar un ambiente de aprendizaje en el que los empleados puedan desarrollar sus habilidades.
1) Sesiones de formación y orientación. El manager debe ser un activo valioso dentro de su equipo, aprovechando su experiencia para mejorar las capacidades de los empleados. En lugar de monitorizarles para comprobar que llevan a cabo las tareas de forma satisfactoria es preferible crear un ambiente de aprendizaje en el que se compartan conocimientos.
2) Expectativas bien definidas. Los objetivos deben ser claros para que los empleados no se sientan constantemente vigilados o cuestionados. Hay que comunicar las expectativas tanto a nivel empresarial como individual, creando un ambiente abierto para que los empleados puedan plantear dudas. Es importante recordar gestionar las expectativas, no las tareas.
3) Implicarse a distancia. Vale la pena programar horas y reuniones destinadas a que el manager se ponga al día con los miembros del equipo y conozca los avances. Lo importante son los resultados; cómo los consigan los empleados debería ser secundario. Estas reuniones de revisión impedirán que en el ambiente reine la desconfianza.
4) Fechas concretas para tareas concretas. En lugar de preguntar constantemente a los empleados por la evolución de cada tarea o de no concretar los plazos, mejor establecer fechas para su finalización. Además de las reuniones de revisión de carácter específico, los equipos estarán más comprometidos con cada tarea. También conviene verificar que los empleados tengan la capacidad necesaria y puedan asumir los plazos establecidos.
5) Delegar. Hay que evitar que surja la figura del micromanager en un entorno laboral poco saludable. Para ello debe repartir las tareas de manera equitativa. En otras palabras, delegar.
Presionar en exceso al equipo que desarrolla una tarea se suele deber a la incapacidad de delegar y a una implantación deficiente de los objetivos, las expectativas y los plazos.
¿No delegar es desconfiar? ¿Una mala planificación inicial se puede arreglar sobre la marcha? ¿Qué no se puede delegar?
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