Los errores forman parte de la evolución de toda startup. Ningún fundador es infalible y hasta los emprendedores con experiencia cometen errores frente a desafíos imprevistos, cambios en el entorno o la presión de ser quien toma las principales decisiones.
Las turbulencias económicas de los últimos dos años han reducido el margen de error. Ante la mayor dificultad para acceder a capital, los fundadores de startups deben aplicar una gestión más eficiente y tomar decisiones correctas desde el principio. Las segundas oportunidades son escasas, por lo que deben evitar los errores clásicos que alarman a los inversores. Éstas son especialmente comunes:
1) No caer en la trampa de convertirse en una solución en busca de un problema. Muchos emprendedores describen su idea de negocio como una solución que busca un problema. La clave es explicar en qué consiste tal solución de forma breve y clara; ahora bien, lo que para el flamante nuevo empresario es un problema puede no serlo para el potencial clientes. Los fundadores conectados y con experiencia suelen ser mejores para resolver problemas en el sector que mejor conocen.
2) No distraerse. En las primeras fases de la vida de un negocio es importante tener muy claro el target. El objetivo es llegar al mercado de la forma más directa y rápida, así que mejor evitar la tentación de resolver muchas necesidades diferentes. Esa dispersión afectará al rendimiento de la empresa y puede ser crítica para su viabilidad.
3) No olvidar la economía en el lanzamiento. Conseguir los primeros clientes exige tiempo, esfuerzo y dinero cuando los recursos son más limitados. Por eso hay que priorizar la gestión económica siendo muy realistas, pues a menudo los plazos de desarrollo de un producto o un servicio son más largos y costosos de lo previsto. El realismo se extienda también a los inversores, quienes cuestionarán la viabilidad, la rentabilidad y la futura expansión del negocio. Un buen fundador se adelantará a todas las dudas.
4) No endeudarse con rapidez. En general es mejor sacar el máximo partido a los recursos disponibles que contraer deudas significativas. Frugalidad, prudencia y minimización de costes son los mejores amigos del emprendedor. Cuando el negocio ya haya sido lanzado y los ingresos se consoliden puede llegar el momento de asumir más riesgos.
5) No tratar de hacer todo por uno mismo. El tiempo del emprendedor es limitado, así que debe emplearlo con sabiduría. Por eso ha de concentrarse en sus principales funciones: contratar, despedir, obtener capital, ofrecer claridad y vender, vender y vender. Tentaciones como contratar a demasiados empleados se pueden solucionar subcontratando actividades como la contabilidad, los RR.HH. o la comunicación externa.
Los errores son inevitables. Lo importante es que no sean graves para que un nuevo negocio prospere. Cuando se produce un error hay que responder con rapidez, decisión y prestando mucha atención para que no se repita.
¿Qué errores suelen afectar más a la viabilidad de las nuevas empresas? ¿Por qué es tan difícil establecer las principales funciones del fundador? ¿Cómo decidir qué subcontratar?
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