Desafiando el habitual discurso de “no dejes de no trabajar incluso cuando no trabajes” y similares, nos ha llamado poderosamente la atención un ¿provocativo? artículo de la revista Entrepreneur, publicación que recomendamos a todos los emprendedores.
En él, se invita simplemente a “no hacer nada. Nada”. Vamos a explicarlo para que no parezca una invitación a la pereza, cosa que desde luego no es. Lo que nos sugiere Tanya Dalton no es más que desarrollar la capacidad de hacer pausas “no culpables”, como ella las denomina, en las que debemos olvidarnos del trabajo, al menos por un rato.
Para empezar, vamos a hacernos la siguiente pregunta de la forma más sincera posible: ¿qué pasaría realmente si desaparecemos unos días? Algunos emprendedores pueden agobiarse más con la respuesta (y no siempre deberían) pero, en general, debemos reconocer que nada dramático. El negocio no se hunde porque una persona falte unos días, sea quien sea. Es más: si es así, algo va mal.
Siguiendo la senda de otros autores y estudiosos, y de una creciente evidencia científica al respecto, lo que Tanya nos sugiere a continuación es introducir el factor juego en nuestras vidas. Es más, poner en esos “meses tranquilos”, que suelen los de verano, el juego como una prioridad.
¿A qué se refiere en concreto? Empieza por distinguir entre distracciones “buenas” y “malas”. Y la manera de diferenciarlas es bien sencilla: tras una determinada distracción, ¿nos sentimos mejor o peor? ¿con más energía o con menos ánimos? Lo más interesante de esta distinción no es su definición, sino que cada uno determina qué distracciones caen en cada categoría. Lo que para unos es una pérdida de tiempo culpable, para otros es una forma de recargar las pilas. La autora pone como ejemplo la omnipresente Netflix, siempre disponible para algún (o algunos) capítulo de una serie.
Volvamos al concepto de juego. Como se ha indicado, cada vez hay más evidencia a su favor. Favorece la creatividad, la atención y el desempeño. ¿Cómo es posible mirar en perspectiva o tener nuevas ideas si no se toma el tiempo para observar o pensar? Es famoso el ejemplo de Google y el tiempo (de trabajo) del que disponen sus empleados para pensar nuevos productos o modos de mejorar los existentes. Así, parece necesario contar con esas ventanas de tiempo sin nada concreto que hacer, donde simplemente se pasea o se disfruta de un café en buena compañía. Sin teleconferencias ni mensajes bombardeando de manera constante la bandeja de entrada. No es necesario jugar en la acepción más habitual, es más bien dar el espacio para que nuestra mente salga del apretado nudo del trabajo diario.
Como buen profesional que busca el mejor desempeño, es evidente que esta senda aportará beneficios. Pero hay más: un buen responsable de equipo se preocupará de que todos sus miembros disfruten de la oportunidad de, simplemente, no hacer nada. Todos ganamos.