Resulta obvio que no todos los profesionales alcanzarán el máximo nivel de responsabilidad en una empresa. Pero eso no es razón para no pensar como un CEO, como hizo el autor desde el inicio de su carrera, con unos pilares muy definidos: la curiosidad, la fuerza de voluntad y el aprendizaje autodirigido. Junto a grandes mentores, esa es la receta que llevó a Ted Clark (que, por cierto, sí es CEO de una corporación).