El fomento de la diversidad y la inclusión pasa también por la incorporación de empleados neurodiversos, es decir, que experimenten las discapacidades provocadas por el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el síndrome de Down o el autismo, por poner tres ejemplos. Se calcula entre un 15% y un 20% de la población es neurodiversa.