Una entrevista mal realizada trae como resultado decisiones precipitadas más basadas en intuiciones que en elementos objetivos y unas prácticas de contratación discriminatorias. Para remediarlo, la ciencia que estudia el comportamiento nos proporciona directrices sólidas que nos ayudarán a seleccionar a las personas con más talento y que más encajen en la cultura de la empresa.
Un artículo publicado en Inc nos recuerda en primer lugar que los costes económicos y psicológicos de una mala selección son muy significativos. Miles de estudios realizados con millones de empleados nos proporcionan información muy valiosa para que esto no nos ocurra, poniendo en práctica para ello las técnicas más adecuadas durante la entrevista.