
En la mayoría de las negociaciones es aceptable una aproximación (no podemos llamarla estrategia) donde uno se va adaptando a las circunstancias, marcadas principalmente por la respuesta de la otra parte. Es aceptable porque esa mayoría está constituida por negociaciones a pequeña escala, donde el riesgo de gran pérdida es bajo y en las que no se puede invertir demasiado tiempo. Nos referimos, por poner un ejemplo sencillo, al buscar un precio mejor para un material promocional: así es, no podemos dedicar mucho tiempo a algo de esa envergadura económica, por lo que nos sentiremos satisfechos con tan solo haber mejorado algo la propuesta inicial.