Encontrarse con un entorno laboral desagradable no es algo raro, lamentablemente. Es más, como lo califica Jennifer Mizgata, autora del artículo en Fortune, este puede llegar a ser “tóxico”. En una comparación con las relaciones personales se añade el agravante de que la transición de un trabajo a otro suele ser inmediata, sin un periodo en medio que permita la recuperación, un proceso de borrón y cuenta nueva.
Es más, en un excelente artículo publicado en Harvard Business Review se habla de “millones de personas que sufren supervisores y abusos en el trabajo”, algo inadmisible que debe acabar. Nada justifica tratar mal a un compañero o a una persona de rango inferior del equipo, y no hay definición más clara de lo que es ser un mal colega o mánager.
Pero miremos adelante, cual Orfeo, y veamos cómo podemos hacer la transición de la mejor manera posible. Punto y aparte.