Preguntarnos por el propósito de nuestra vida puede ser algo tan apabullante que nos cueste incluso plantearlo. Quienes han estudiado a fondo este concepto afirman que a menudo se malinterpreta pues no se trata de buscar un significado o una pasión, sino más bien una motivación que nos guíe y dé sentido a nuestra existencia. Ni más ni menos.