Una empresa con líderes sólidos tiene muchas más posibilidades de éxito a corto y largo plazo. Los mánagers fuertes que ejercen un auténtico liderazgo son capaces de contratar y conservar a empleados cualificados, aumentar la productividad, inspirar la innovación y establecer una sólida cultura empresarial.
El primer paso tras la incorporación de un mánager consiste en proporcionarle una formación adecuada y continua que le dote de la confianza necesaria para desempeñar su función. La formación del mánager no es, por tanto, un mero trámite, sino que es fundamental con el fin de obtener los mejores resultados.